-Mira cariño- dice Marlene mientras exhala el humo de su
cigarrillo- lo importante no es si él me quiere, si no si yo le quiero a él.
Marlene tira al suelo
la colilla y la aplasta con el tacón, como acostumbra a hacer con los corazones
desprevenidos. Marlene se da media vuelta, y mientras se aleja sonríe y dice
por encima del hombro:
-Eso no te lo esperabas, ¿verdad?