miércoles, 4 de enero de 2012

Escondía las lágrimas en las páginas de los libros.


Marta con sus labios rotos por el frío. Marta con sus tacones. Marta quemando la noche. Marta con sus amantes. Marta con su risa a borbotones y sus lágrimas escondidas en las páginas de los libros. Marta que esta hecha de cicatrices, que sólo busca un alma sin espinas. Marta y su corazón vacío, y el pecho martilleando. Marta es la lluvia, la gris melancolía de los días, es todo lo que tú la pidas que sea. Puede ser incluso tu "todo", pero solo si se lo pides con amor. Porque, aunque ella no crea en todo eso, todo el mundo necesita un poco de amor de vez en cuando ¿sabes?. Alguien que te abrace por la espalda, te susurre al oído  "estás en cada latido" y te coma a besos hasta morir de amor, o de ganas. Marta y sus treinta años. Marta y su "todo me va bien". Marta, que tuvo mucha prisa, que le gusta correr, y se salió más de una vez. Marta y sus excesos. Marta que sigue en pie. Marta que tuvo mil historias y algo en que creer. Marta es el verbo en carne viva, es la palabra escrita en tu frante, es el adjetivo que califica tus noches. Marta que no deja que jueguen con su piel, que se pierde en la ciudad, que seduce a la noche con su falda. Marta paseando los domingos de la mano de otro y los lunes corriendo hasta tus labios. Marta, que lleva la vida buscando un "te quiero" y solo se encuentra un "me lo que pasado muy bien esta noche".