Hoy vamos a burlarnos de los finales felices. Vamos a jugar a engañar a la realidad, y es que ambos sabemos que las moralejas son malas excusas de personajes inventados. No sé, quizás la Bella Durmiente no quería despertarse.
Vamos a fingir de nuevo que vivimos en un cuento de hadas. Tú serás la princesa; yo seré el dragón.
Y al príncipe azul lo dejamos para el final.