viernes, 3 de junio de 2011

Bache


Llené mi maleta con vestidos de verano y sandalias para ir a ver el mar. En el camino encontré a un perrito cojo y, ocho minutos veintidós segundos más adelante, a una chica que hacía autostop porque, según me dijo, quería vivir una historia de amor de verano de esas que no se olvidan.
Al girar la curva yo vería el mar, la chica empezaría su historia y al perrito lo llevaríamos al veterinario más cercano a que le curase la cojera.
Pero un bache se interpuso en el camino y acabamos sin cumplir nuestros sueños y con todos los huesos rotos.