jueves, 3 de febrero de 2011

Tengo mi tristeza ahí, escondida poniéndose guapa.

Miro el reloj, solo son las seis de la mañana. Ayer me deje la ventana y persiana abiertas, empiezo a ver los primeros rayos de sol rozando las sabanas de mi cama. No ha sonado mi despertador y yo ya estoy despierta ¿por qué? Es extraño, es una sensación que me ha acompañado a lo largo de estos últimos días. Supongo que me preocupa algo pero ¿el qué? Ya eran las ocho de la mañana, me visto y empiezo a desayunar. Últimamente la estancia en este mundo me agobia, me ha cambiado el humor y estoy mas sensible; en casi todas las noches las pesadillas atormentan mis sueños llenándolos de agonía, agobios y malos recuerdos. Necesito despejarme un rato, los días se me hacen cada vez más largos y con pendientes mas inclinadas…últimamente al acostarme, cuando me pongo a reflexionar, me doy cuenta de que mi vida ha perdido su sentido me he dado cuenta de que he perdido el gusto por la vida.
Suena mi despertador, son las siete de la mañana; otro monótono lunes, en el cual después de desayunar me visto, cojo mi mochila y salgo hacia el colegio...

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Un rebelde