jueves, 10 de febrero de 2011

Las nubes lloraron piedras

Sentí como la lluvia me empapaba y no pude dejar de sonreir. El agua recorrió mi anatomía, envolviendo mis poros en dulces caricias heladas. Las nubes lloraron piedras, el viento gimió palabras mudas. Sentí que podía volar y las horas se me volvieron minutos. Sentí la tierra bajo mis pies y el oxígeno se coló como quien no quiere las cosa en mis pulmones. Me pesaban los huesos, si, pero no me importó. Y es que mi piel de golpe ya no era como una carcel. Lentamente, mi corazón comenzó a latir. Las neuronas defectuosas enviaron sus impulsos electricos. Sentí mi cuerpo como nunca antes lo había sentido. Y me gustó.
De golpe me gustaron las mañanas, los domingos, el café, las noches oscuras.
Me gustó estar viva, no se.
Me gustó poder volver a empezar.

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Un rebelde