Hay felicidades que inundan habitaciones enteras con un suspiro, que son tan incondicionales que no caerán aunque las partan por la mitad, hay felicidades fugaces como un beso, unas intensas, otras tan sólo son fugaces sin más. Hay felicidades transparentes, parece que las ves, y entonces se esfuman, y hay felicidades compartidas, una sola da para mucho, llena de vida a las personas sin preguntar, pero la cuestión es que llena sin dejar espacio para la más mínima melancolía. Hay felicidades de todos los colores, una para cada letra de cada abecedario de cada idioma. Pero luego está mi propia felicidad, y la vivo, la vivo lo mejor que sé, lo mejor que puedo.
Al final todo se reduce a lo mismo, a un estilo de vida, sé feliz, el resto vendrá por añadido.
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Un rebelde